lunes, 7 de septiembre de 2009

Valdez. Dos

El ruso tenía su cuartel general en un garaje del centro de la ciudad.►♫ En la parte delantera había un depósito de mercadería para ferreterías. Piezas de bronce y cobre, tornillería, cajas de barras de estaño, sanitarios... todo muy bien clasificado en gavetas metálicas. Hacía falta algún negocio que oliera a legal para cubrir todo aquello. La estancia era muy amplia, parecía no acabar nunca. Allí se respiraba una extraña calma: un silencio como de muerte.


En el centro del garaje, el ruso tenía sus coches estacionados. Le gustaban los coches clásicos, los Aston Martin y los Corvette de los años cincuenta. Después, tenía una obsesión por los Ford Fairline de los setenta, sobre todo le gustaba que estuvieran desvencijados. Algo inexplicable, dado los capitales que manejaba.

-Tienen un baúl con mucho espacio...- solía decir con un destello de malicia.
No se sorprendió en absoluto de verlo allí.

-Vos... – dijo en cuanto Valdez franqueó la puerta.

-¿Qué hacés, ruso?-

-¡Venga un abrazo, sonado...!-

El ruso era un tipo bajito, pelado, compacto. Verlos a los dos fundidos en un abrazo era todo un espectáculo. Parecían una pareja de circo.

Se pusieron a hablar encendidamente de los viejos tiempos, de cuando Valdez derrotó al chaqueño Bonanno por KO en el quinto round. ¡Qué combate, viejo...! ¿Te acordás, Valdez? Nadie daba un peso por vos. Las apuestas estaban totalmente a favor del chaqueño. Llegaron a estar 12 a 1. ¿Vos sabés la guita que me hiciste ganar...? Los dos estaban tan exaltados que se olvidaron por completo de la presencia de Scordamaglia.


El laburo era relativamente fácil. Habían recibido el soplo de que en una casa de las afueras se ocultaba el botín del golpe al Banco Río en el microcentro. Un trabajito que resultó muy sonado. Limpio, sin víctimas, los tipos actuaron como verdaderos profesionales. Se hablaba de varios cientos de miles de pesos en billetes y el contenido de las cajas de seguridad, que siempre eran una incógnita, pero seguro que había un verdadero tesoro.


-Mirá... yo le calculo que habrá entre unas cosas y otras unos 8 palos... Yo me ocuparía de colocar toda la mercancía. Vos nos venís al pelo...-

El equipo iba a estar formado por cuatro personas, pero tenía dudas sobre uno, no lo consideraba de fiar. Tenía que "tranquilizarse".

-El flaco Garcés no me gusta nada- dijo el ruso. –Siempre que está por medio pasan cosas raras. Es medio mufa.

-¿Pero ya está enterado de todo?- preguntó Valdez.

-No conoce los detalles. Y si sabe lo que es bueno va a estar calladito, no lo dudes. Un tipo como ese sabe que si canta va derecho al hoyo. La provincia de Buenos Aires es muy grande, viejo... hay mucho terreno. Vos no te calentés. ¿Por qué no te venís a comer un asado el domingo y seguimos hablando del tema? ¿Andás con alguna mina? Qué pregunta, vos siempre fuiste un ganador.

"Si supieras...", pensó el grandote.

1 comentario:

Raúl dijo...

Si supiera...pero no sé y quiero saber!!! Dale seguí nomás, pero no se metan con Banco Piano que por suerte no está más allá de la Gral Paz. Al menos eso creo. Y salgan del Microcentro. Hay mucho tráfico para rajar.